top of page

INTELIGENCIAS MÚLTIPLES

Las Inteligencias Múltiples es una teoría formulada por Howard Gardner en 1983. Esta teoría afirma que en el ser humano no existe una única inteligencia, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos en cada individuo. Cada persona tiene por lo menos siete inteligencias, capacidades o habilidades cognoscitivas. Estas inteligencias trabajan juntas, aunque como entidades semiautónomas. Cada persona desarrolla una inteligencia más que la otra. Cada cultura y segmento de la sociedad realiza diferentes énfasis en cada una de ellas. Afirma que cada inteligencia es interdependiente pero ninguna de ellas es autosuficiente, cualquier papel adulto mínimamente complejo implica la mezcla de varias de ellas.

hemisferioscerebrales.jpg

Las Inteligencias Múltiples es una teoría formulada por Howard Gardner en 1983. Esta teoría afirma que en el ser humano no existe una única inteligencia, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos en cada individuo.

Las Inteligencias Múltiples (IM)

Las Inteligencias Múltiples es una teoría formulada por Howard Gardner[1] en 1983. Esta teoría afirma que en el ser humano no existe una única inteligencia, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos en cada individuo. Cada persona tiene por lo menos siete[2] inteligencias, capacidades o habilidades cognoscitivas. Estas inteligencias trabajan juntas, aunque como entidades semiautónomas. Cada persona desarrolla una inteligencia más que la otra. Cada cultura y segmento de la sociedad realiza diferentes énfasis en cada una de ellas. Afirma que cada inteligencia es interdependiente pero ninguna de ellas es autosuficiente, cualquier papel adulto mínimamente complejo implica la mezcla de varias de ellas.

Estas inteligencias pueden ser o no activadas dependiendo de muchos factores, como el entorno cultural y familiar. «Se estima que un treinta por ciento de nuestra inteligencia es heredada, el resto educación[3]». Howard Gardner considera a las IM como un diamante en bruto que hay que pulir.

En los años posteriores al descubrimiento de Gardner, la sociedad descarta ya la idea de una inteligencia general, y se empiezan a rechazar los procesos educativos que imaginan que todos los alumnos son semejantes y que disponen de iguales recursos pedagógicos.

Howard Gardner, Daniel Goleman y otros estudiosos de las IM realzan una nueva definición del ser humano. Este merece una educación centrada en la individualidad de sus inteligencias y proponen una nueva escuela que desarrolle programas de educación para la comprensión y que deje clara la diferencia entre inteligencia[4] y conocimiento[5].

1. El mapa de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner

El mapa que dibujó Howard Gardner sobre las inteligencias múltiples lo conforman ocho tipos de inteligencia que se desarrollan muy brevemente en este apartado.
1.1. La inteligencia lingüística o verbal

La primera inteligencia es la lingüística, y esta nos da poder para usar las palabras y para aprender distintos lenguajes e idiomas. Se encuentra en el lado izquierdo del hemisferio cerebral y conecta los circuitos para que transforme los sonidos en palabras. Las competencias propias de la inteligencia lingüística son el hablar, el saber escuchar, el leer y escribir[6].

Las personas que poseen esta inteligencia desarrollada destacan en la lectura, la escritura, la narración de historias, la memorización de fechas, son individuos que piensan en palabras. Les gusta leer, escribir, contar cuentos, hablar, memorizar, hacer puzzles. El nivel de aprendizaje es mejor cuando leen, escuchan, cuando ven palabras, cuando hablan, cuando escriben, su fuerte es la práctica del debate y de la discusión.

1.2. La inteligencia sonora o musical

La segunda inteligencia es la musical, y consiste en la capacidad de reconocer patrones tonales, con alta sensibilidad para los ritmos y sonidos[7]. Se localiza en el hemisferio derecho del cerebro, en la zona vinculada a los movimientos de los dedos de la mano izquierda, y estos facilitan a la utilización de los instrumentos de cuerda.

Los individuos que poseen desarrollada esta capacidad destacan en reconocer sonidos, en recordar melodías y ritmos. Les gusta cantar, tararear, tocar algún instrumento, escuchar música. Las personas con esta habilidad aprenden mejor cuando se utiliza un ritmo, una melodía, cuando cantan, cuando escuchan música y melodías.

1.3. La inteligencia lógico-matemática

La tercera inteligencia es la lógico-matemática; esta consiste en la capacidad de resolver problemas aplicando números y patrones abstractos. Se encuentra en los lóbulos parietales izquierdos del cerebro, y pertenece al conocimiento matemático. Esta inteligencia es la de los científicos y entre sus características tiene la destreza del cálculo[8]. A nivel del aprendizaje las personas con esta inteligencia captan mejor usando pautas y relaciones, clasificando y trabajando con lo abstracto. Destacan en las matemáticas, en el razonamiento, en la lógica, en la resolución de problemas y pautas. Les gusta resolver problemas, cuestionar las cosas, trabajar con números y experimentar.

1.4. La inteligencia cinestésica corporal

La cuarta inteligencia que señala Howard Gardner es la corporal y kinestésica. Capacita para utilizar el propio cuerpo y los movimientos corporales. Situada en el lado izquierdo del cerebro se encarga de asociar el mirar un objeto y agarrarlo, así como también el paso de objetos de una mano a otra. Esta inteligencia se educa a través del ejercicio físico, del deporte, de la danza, de las artes escénicas y de todo tipo de actividades locomotrices[9].

Esta inteligencia habilita para el deporte, el atletismo, la danza, el arte dramático, los trabajos manuales, la utilización de herramientas. A las personas que poseen alta capacidad kinestésica les gusta moverse, tocar, y el lenguaje corporal. Las claves para un mayor aprendizaje en esta inteligencia son: tocando, moviéndose y procesando información a través de sensaciones corporales.

1.5. La inteligencia espacial

La quinta inteligencia es la espacial y visual, faculta para reconocer y elaborar imágenes visuales, facilita en distinguir a través de la vista, rasgos específicos en los objetos y crear imágenes mentales. Se encuentra situada en el lado derecho del cerebro, y regula el sentido de la lateralidad y direccionalidad. Perfecciona la coordinación motriz y la percepción del cuerpo en el espacio. Esta inteligencia está destinada a los artistas, diseñadores, arquitectos, ingenieros, mecánicos y profesionales capaces de imaginar espacios en formato tres dimensiones[10].

Las personas que poseen esta inteligencia espacial destacan en la lectura de mapas, en la imagen gráfica, dibujando, trazando o descubriendo laberintos, en la construcción de puzzles, imaginando cosas y visualizando. Les gusta diseñar, dibujar, construir, crear, soñar despiertos, mirar dibujos. La habilidad en el aprendizaje la poseen trabajando con dibujos y colores, esquemas y mapas conceptuales, visualizando, usando su ojo mental, y dibujando.

1.6. La inteligencia intrapersonal

La sexta es la inteligencia intrapersonal es la que consiste en distinguir lo que somos, de lo que representamos en el plano de las relaciones sociales. Localizada en el lóbulo frontal del cerebro, esta capacidad faculta para acceder a la propia vida emocional, y a la propia gama de sentimientos que cada persona posee[11].
Las personas destacan entendiéndose a sí mismo, reconociendo sus puntos fuertes, sus debilidades y estableciendo objetivos. Les gusta trabajar solos, reflexionar, seguir sus intereses. Su mayor aprendizaje se desarrolla trabajando solos, haciendo proyectos a su propio ritmo, teniendo su espacio personal, y reflexionando.

1.7. La inteligencia interpersonal

La séptima inteligencia es la interpersonal. Es la capacidad complementaria de la anterior, ésta ayuda a entender y comprender a los otros. Destaca en las personas que son capaces de empatizar y ponerse en la piel de los otros, que captan sus emociones, sus alegrías y penas, es la que comúnmente se ha llamado como «el don de gentes»[12]. Situada en el lóbulo frontal del cerebro, es la encargada de conectar los circuitos del sistema límbico sensibles a estímulos provocados por otras personas.

Las personas con la habilidad interpersonal tienen facilidad en entender a la gente, liderando un grupo, organizando, comunicando, resolviendo conflictos y vendiendo. Son individuos que tienen amigos, les gusta hablar y juntarse con la gente. En el ámbito del aprendizaje, son diestros si pueden compartir, comparar, relacionar, entrevistar y cooperar con otras personas.

Los pedagogos Piaget y Furth remarcan que sin una actitud emocional constructiva los niños no llegarían a construir el marco de referencia lógico. «La pasión por vivir con otras personas dirige al niño hacia un modo de inteligencia interpersonal[13].»

1.8. La inteligencia naturista o pictórica

La octava y última inteligencia del estudio de Gardner es la naturista, que estudia los procesos que tienen lugar en la naturaleza y habilita para la sustracción de hipótesis explicativas a los fenómenos de la naturaleza[14]. Situada en el lado derecho del cerebro, pertenece a la expresión pictórica muy asociada a la función visual, donde se conectan los circuitos entre la retina y la zona del cerebro responsable de la visión.
Para finalizar este apartado hay que destacar que Howard Gardner en publicaciones posteriores[15] ha ampliado su serie de inteligencias hasta completarla en nueve, por ahora.

2. Otras inteligencias posteriores a la teoría de Howard Gardner

Años posteriores a la teoría de las IM de Howard Gardner, surgieron otras teorías sobre las inteligencias, completando, ampliando y perfeccionando las del propio descubridor.

Daniel Goleman, compañero de Gardner en la Universidad de Harvard descubrió la Inteligencia Emocional (IE). Goleman publica una obra sobre la IE[16] y entra en discusión con Gardner en la manera de entender y utilizar la inteligencia interpersonal y la inteligencia intrapersonal. Goleman traza como eje de sus estudios las emociones, y lo señala como dato exclusivo del equipaje hereditario de la persona.

En este mismo debate, surge a principios del siglo XXI otra forma de inteligencia, la espiritual, existencial o trascendente.

Howard Gardner reconoce que quizá pueda existir la IES, pero la clasifica como «media inteligencia», no la considera «entera» porque no cumple con los ocho criterios esenciales, —que citaré en el próximo apartado— para identificarse con las demás. Howard Gardner no puede afirmar que en el cerebro humano exista un centro o lugar específico y localizado para la IES. Existe un problema porque se entremezclan la IE de Goleman, con la inteligencia intrapersonal de Gardner, para trazar un centro a la IES.

«Personas de extremado fervor religioso, como Jesucristo, Juana de Arco e incluso Gandhi se destacaron por otras inteligencias muy altas que parecen haber construido su fuerza mística, sin ser por ello casos de necios sabios […] demuestran mucho más claramente la fuerza de la inteligencia interpersonal, que se manifiesta por un elaborado descubrimiento del prójimo y el empeño en su construcción por los caminos de la fe[17].»

La persona no es solo cuerpo, existe en ella algo más. El cuerpo es la expresión y el instrumento de la inteligencia. Por tanto existe una relación entre la espiritualidad y la corporalidad, el cuerpo dirige los movimientos y los orienta, en cambio lo espiritual permite tomar distancia de él, trascenderlo, desafiar sus límites y llevarlo hasta extremos no imaginados.

Daniel Goleman habilitó para el mundo la teoría las experiencias de la IE. Esta inteligencia proporciona la capacidad para transmitir emociones positivas, como por ejemplo: entusiasmo, y canalizar las emociones negativas como el odio y resentimiento[18].

En 1996 el profesor brasileño Nilson Machado añade otra inteligencia más: la pictórica[19], aunque Gardner posteriormente la incluyó en la inteligencia naturalista, recordando que «los recursos pictóricos se vuelven elementos fundamentales en la comunicación y en la expresión de sentimientos, manifestando personalidades características o revelando síntomas diversificados de desequilibrios psíquicos[20].»

3. Los criterios para denominarse inteligencias

Howard Gardner indica ocho señales o criterios que considera esenciales para que una competencia pueda ser incluida como una inteligencia. He aquí los criterios propuestos[21]:La identificación de la «morada» de la inteligencia por daño cerebral.

-La existencia de individuos excepcionales en ámbitos específicos de la solución de problemas o de la creación.
-El gatillo neural preparado para dispararse en determinados tipo de información interna o externa.
-La susceptibilidad a la modificación de la inteligencia mediante entrenamiento.
-Una historia de plausibilidad evolutiva.
-Los exámenes específicos mediante tareas psicológicas experimentales.
-El apoyo de exámenes psicométricos.
-La creación de un sistema simbólico específico.

4. La ventana de oportunidades

El cerebro humano no está listo, ni mucho menos terminado en el momento del nacimiento. Eso significa que, a medida que crece el cuerpo, crece también la masa encefálica del cerebro. Las fibras nerviosas capaces de activar el cerebro necesitan ser construidas, y lo son por los retos y estímulos a los que está sometido el ser humano.

En un recién nacido, los dos hemisferios del cerebro aún no están especializados. La especialización irá ocurriendo lentamente hasta los cinco años, y rápidamente hasta los dieciséis años, pero de modo desigual en cada hemisferio y para cada inteligencia.

Los neurobiólogos han estudiado lo que se llama «ventanas de oportunidades»[22]. Estos estudios hacen referencia a que a una cierta edad, la persona humana presenta una mayor apertura al aprendizaje de una inteligencia. Estas ventanas de oportunidad van de los cero a los dieciséis años. Esta teoría no quiere decir que no se pueda aprender cuando se ha cerrado la ventana, sólo que dificulta el aprendizaje. La idea de la ventana es positiva, porque si está abierta tenemos una gran ventaja para estimular cada una de las IM.

[1] H. GARDNER, Inteligencias múltiples, Paidós Ibérica, Barcelona, 2010
[2] En 1983 Howard Gardner planteó siete inteligencias, posteriormente incluyó una octava, la inteligencia naturalista.
[3] F. TORRALBA, Inteligencia espiritual, ob. cit., 28
[4] Potencial biopsicológico que todo ser humano posee de forma diferente y que le lleva a buscar soluciones.
[5] Material con el cual se ejercen habilidades y se estimulan inteligencias.
[6] Cfr. C. ANTUNES, Estimular las inteligencias múltiples, Narcea, Madrid, 2011, 35-39
[7] Cfr. Ibídem, 45-49
[8] Cfr. Ibídem, 25-28
[9] Cfr. Ibídem, 41-44
[10] Cfr. Ibidem, 29-34
[11] Cfr. Ibidem, 65-70
[12] Cfr. Ibidem, 71-73
[13] J. A. MARINA, Ética para náufragos, Anagrama, Barcelona, 2013, 131
[14] Cfr. C. ANTUNES, ob. cit., 51-54
[15] En su libro H. GARDNER, La inteligencia reformulada, Ed. Paidós, Barcelona, 2003, define una novena inteligencia, la existencial: es la capacidad de trascenderse uno mismo en relación con el cosmos, lo infinito y lo infinitesimal, y lo mismo en relación con experiencias de la condición humana, como el significado de la vida y la muerte, el destino final del mundo físico y el mundo personal, así como ciertas experiencias vinculadas al amor o de admiración ante una obra de arte. [16] D. GOLEMAN, Inteligencia emocional, ob. cit.
[17] C. ANTUNES, ob. cit., 62
[18] Cfr. J. L. VÁZQUEZ BORAU, ob. cit., 34
[19] Cfr. C. ANTUNES, ob. cit., 55-59
[20] Ibídem, 22
[21] Criterios extraídos del manual: C. ANTUNES, ob. cit., 17-19
[22] Cfr. Ibídem, 17-19

bottom of page